sábado, 17 de abril de 2021

RELAJADOS. Artículo del Dr. Javier Vilosio


Una confusión conceptual inadmisible y revulsiva


Por Javier Vilosio. 
Médico paliativista. Master en Economía y Ciencias Políticas. Docente.

                                                        

Fue, por lo menos, muy desgraciada la reciente mención del Presidente de la Nación sobre el sistema de salud. “El sistema de salud también se ha relajado -afirmó-. Y en un tiempo donde los contagios estaban disminuyendo, abrieron puertas a atender otro tipo de necesidades quirúrgicas que podían esperar pero creyeron que era oportuno tratarlos ahora, y así en el sistema privado se acumuló un número de camas utilizadas, que ahora pueden ser muy necesarias para atender COVID”.

¿Por qué lanzar una afirmación como esa en medio de una gravísima crisis sanitaria, por lo tanto social y económica, cuya evolución previsible es un dramático empeoramiento?

Asumamos que utilizó la palabra relajado en su acepción de “disminución de la severidad o rigidez en el cumplimiento de ciertas normas”.

Si así fue, sea por ligereza irreflexiva, cálculo político o prejuicio ideológico, decidió responsabilizar al sector privado de salud, que al dedicarse a atender otros problemas -que, según el Presidente, podían esperar (¿?)- produjo que ahora falten camas de internación en cuidados intensivos.

No sabemos, por el momento, si esta es una idea propia del Dr. Fernández, o fue sugerida por algún asesor, o allegado. En cualquier caso, esa expresión presidencial evidencia un desconocimiento palmario del funcionamiento del sistema de salud, y también de la dinámica de la pandemia y sus consecuencias.

En primer lugar, es inadmisible que el primer mandatario desconozca que, al utilizar el término sistema de salud está haciendo referencia a una gran cantidad de actores, con intereses, capacidades y recursos muy distintos, y en ocasiones en conflicto: pero que desde cualquier perspectiva que se lo analice depende fundamentalmente de las personas que trabajan en el mismo: profesionales, técnicos, administrativos y auxiliares que integran los equipos de salud, y que son los que cotidianamente hacen que las ruedas del sistema giren.

Por ello, en las actuales circunstancias de tensión y sensibilidad social no debería extrañar que el cuestionamiento al sistema sea percibido como una crítica a la conducta de quienes, en condiciones injustas, precarias y mayoritariamente mal remuneradas, sostienen desde hace más de un año la respuesta sanitaria a la pandemia.

Y es un hecho que durante todo este tiempo la vida cotidiana de los integrantes de los equipos de salud ha distado enormemente del relajamiento.

De hecho, el estrés o colapso del sistema, de los que tanto se ha hablado en estos días, son primariamente el estrés y el colapso de los trabajadores de salud.

Pero no es esta la primera expresión de la gran confusión conceptual del Presidente: recordemos cuando agitaba dogmáticamente la contraposición entre salud y economía, o difundía una falsa declaración de la Organización Mundial de la Salud recomendando tomar muchas bebidas calientes para matar el virus.

Por otra parte, la referencia al haber abierto las puertas a atender otro tipo de necesidades quirúrgicas que podían esperar, es una afirmación muy difícil de sostener: las camas de cuidados intensivos no solo se ocupan con pacientes post quirúrgicos; y además sería interesante saber cuáles son, a criterio del Presidente, las necesidades quirúrgicas que podían esperar.

Porque, más allá de que no aparezcan en la agenda pública, las enfermedades y riesgos para la salud prevalentes (que existen habitualmente en la población) no han desaparecido. Y el daño esperado, y el que ya comenzamos a sufrir, es mucho. Ignorarlo constituye un reduccionismo inconcebible.

En la mejor interpretación de la expresión que analizamos, que sería la de no atribuirle un sesgo ideológico, el Presidente eligió una caracterización de la situación errada y revulsiva, en la construcción de un discurso que infaltablemente, apunta a buscar responsabilidades en los demás, y obviar, a cualquier costo, las de la propia gestión.

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Comunicado

de la Confederación Médica de la República Argentina 

La Confederación Médica de la República Argentina 

es una entidad jurídica de tercer grado que representa a los médicos 

de la República Argentina de las organizaciones que la forman. 




¡Los médicos NO ESTÁN RELAJADOS Sr. Presidente!

 La Confederación Médica de República Argentina (COMRA), entidad que nuclea a las Federaciones, Colegios y Círculos  Médicos de todo el país, ante las expresiones del Presidente de la Nación en las cuales manifestó que el Sistema de Salud está relajado, rechazamos con énfasis tal opinión que atenta contra el trabajo sin pausa de todos los integrantes del equipo de salud que con total entrega y con mucho cansancio están al frente luchando en esta Pandemia. Donde la entrega y sacrificio fue mayúsculo desde hace más de un año.

Por respeto a tantos colegas, muchos que ofrendaron con sus vidas en sus puestos de trabajo y a los que siguen en el frente de batalla, es que repudiamos tales expresiones que hieren nuestros sentimientos más profundo. Y aún hoy continúan con salarios por debajo de la línea de pobreza.

Se relajaron los que que no consiguieron las vacunas en tiempo y forma para cuidar a toda la población, los que incitaron a un velorio multitudinario, los políticos que vacunaron a su familia primero antes que a los de riesgo, los que no hicieron la planificación adecuada para enfrentar la pandemia y se preocuparon más por limpiar sus cuentas en las justicia.

Seguimos reclamando que a niveles de conducción nacional de una vez por todas y con la mayor transparencia se gestione ante los proveedores de las vacunas y logren conseguir para la población argentina las mejores en calidad y resultados.

Sepan los ciudadanos que continuaremos con la misma pasión trabajando y reclamando para nuestro sector salarios y aranceles dignos, que están totalmente desactualizados.

Recordamos nuevamente a todos que el Recurso Humano es el eje del Sistema de Salud.

Consejo Directivo COMRA

Integran la confederación COMRA:
​Federación Médica del Conurbano Bonaerense (Femecon), Federación Médica Gremial de la Capital Federal (Femeca), Círculo Médico de Catamarca, Colegio Médico Gremial de Chaco, Federación Médica del Chubut, Federación Médico Gremial de la Provincia de Córdoba, Federación Médica Gremial de Corrientes, Federación Médica de Entre Ríos, Federación Médica de Formosa, Colegio Médico de Jujuy, Colegio Médico de La Pampa, Colegio Médico Gremial de La Rioja, Federación Médica de Mendoza, Federación Médica de Misiones, Federación Médica de Neuquén, Federación Médica de Río Negro, Círculo Médico de Salta, Colegio Médico de San Juan, Fed. Médica Gremial de San Luis, Colegio Médico de Santa Cruz, Federación Médica de Santa Fe, Asociación Médica de Tierra del Fuego, Colegio Médico de Tucumán
.

Para mayor información por favor contactar: Secretaría de Prensa COMRA: Carolina Cardozo (011)15-3091-1374 / prensacomra@gmail.com / Confederación Médica de la República Argentina | Av. Belgrano 1235, CABA | www.comra.org.ar


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Comunicado 

del Consejo Superior del Colegio de Médicos 

de la Provincia de Buenos Aires

El Consejo Superior del Colegio de Médicos de la Provincia de Buenos Aires, República Argentina, representa a los 10 Colegios de Médicos de dicha provincia.

En ellos están matriculados, por ley, más de 45.000 médicos que trabajan en la provincia más grande del país.



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Comunicado 

de la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva

La Sociedad Argentina de Terapia Intensiva es la sociedad científica que nuclea a los médicos intensivistas de la República Argentina. 







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sábado, 3 de abril de 2021

MEDICINA, CONFLICTOS DE INTERES Y PANDEMIA. Artículo del Dr. Javier Vilosio

 

Por Javier O. Vilosio

Médico. Master en Economía y Ciencias Políticas.

En este último año tanto los profesionales del equipo de salud como la población en general hemos estado recibiendo enorme cantidad de información y datos referidos a la pandemia, en sus múltiples aspectos, incluyendo cuestiones técnicas y, mayormente, de gran relevancia, impacto social y potenciales consecuencias sobre la salud pública.

Buena parte de esa información nos llega cotidianamente mediada por expertos (o, al menos anunciados como tales en los medios y las redes sociales, lo cual no es un tema menor) y organizaciones de carácter profesional o académico, supuestamente ajenas a cualquier otra consideración que no sea la del bien común (que no es, como es clásico aclarar, la suma de lo que es bueno para cada uno).

También, claro, nos llegan informaciones y análisis a través de fuentes políticas, tales como el gobierno o los representantes de diversas facciones u organizaciones -no todas de índole partidaria- alineadas en concepciones ideológicas explícitas. Respecto de éstas, y sobre todo en un país profundamente dividido por la política partidaria, en general estamos todos más advertidos, y es, para muchos, una elección explicita creer o rebatir a unos u otros. En argentina, todo es “militable”.

Pero hoy me quiero referir a los expertos y a las organizaciones que, casi siempre invocando a la ciencia, promueven análisis, conclusiones o recomendaciones que calan muy hondo en una sociedad golpeada y sensibilizada por las múltiples consecuencias de la pandemia; las actuales y la previsibles.

Y es respecto de ellos que no hemos escuchado sobre los conflictos de interés.

Los conflictos de interés son un problema serio en la medicina, y absolutamente ignorado en la difusión pública de información sobre la pandemia.

Un dato de color: una búsqueda rápida en Pubmed (“conflict of interest”) arroja hoy 685.367 resultados (el primero, de 1962). De ellos, 190.967 corresponden a publicaciones de 2020, y 30.273 a los dos primeros meses de este año.

Es llamativo que en el contexto de un mercado multi billonario de equipamientos, insumos, equipamientos y particularmente vacunas, y la repercusión política y social mundial y doméstica de la pandemia no reparemos en los juegos de intereses mediados tanto por funcionarios “capturados” (en términos de la economía política) por aquellos a quienes deben controlar, y el papel de los expertos, muchos de los cuales son los denominados por la industria farmacéutica “líderes de opinión” (o KOL: key opinion leaders).


Los KOL ocupan un lugar importantísimo en las estrategias de comercialización de la industria farmacéutica.


La Sociedad Argentina de Marketing Farmacéutico explica en su página web que las funciones más importantes de los KOL son “Diseminar información brindada para la compañía. Influir sobre la opinión de sus pares. Mejorar la percepción de las ventajas de los medicamentos. Obtener y transmitir feedback valioso sobre las opiniones y conductas de sus colegas. Influir sobre la conducta de sus pares incrementando de la prescripción de un fármaco.”


De manera que convendría no asumir que muchos de los pronunciamientos, recomendaciones o sugerencias que se difunden provienen de la mirada aséptica de profesionales y organizaciones que habitualmente mantienen vínculos con empresas o grupos de interés en muchos casos muy comprometidos con la economía o la política del mundo en pandemia.


Justamente, la definición de conflicto de interés hace referencia a la posible confrontación entre el interés (beneficio) público y el interés (beneficio) personal.


Es por lo menos ingenuo ignorar esta tensión.


En términos de la Ley de Ética pública, aplicable a los funcionarios del Estado, para que exista conflicto de interés no importan las intenciones de la persona, ni si finalmente ha obtenido o ha podido obtener algún beneficio concreto. El conflicto de interés debe ser gestionado apartándose de aquellos temas en los cuales tenga o haya tenido intereses personales en el último tiempo.


En la medicina, lo indicado es explicitar el posible conflicto. Lo que en la práctica significa informar al auditorio si el experto ha recibido o recibe algún tipo de remuneración, honorario o beneficio, económico o no, de algún grupo interesado en el tema en el cual ha desarrollado su expertise.


Este criterio podría ampliarse a organizaciones profesionales o académicas que también reciben financiamiento o colaboración material de, por ejemplo, la industria farmacéutica.


No es malo mantener vínculos comerciales con grupos económicos dispuestos a promover o apoyar actividades de investigación o mejoramiento de capacidades institucionales. De hecho es muy bueno, y en muchas ocasiones imprescindible.


El problema es no explicitar esos vínculos.


Como decía mi abuela, ser y parecer.




 

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