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martes, 24 de junio de 2025

El Go: un juego milenario que desafió a las máquinas

  por Eduardo Rodas, Médico y Periodista Científico, 24 de junio de 2025

El Go: un juego milenario que desafió a las máquinas

El instante que cambió todo

En marzo de 2016, un tablero de madera en Seúl se convirtió en el epicentro de una revolución. Lee Sedol, el campeón mundial de Go, enfrentaba a AlphaGo, una inteligencia artificial creada por Google DeepMind. Este no era un simple juego: era la última frontera de la creatividad humana frente al silicio. Mientras el ajedrez había caído ante Deep Blue en 1997, el Go, con su complejidad casi infinita, parecía imbatible. Hasta que AlphaGo hizo lo impensable.

Entre el 9 y el 15 de marzo, en un duelo a cinco partidas, AlphaGo venció a Lee Sedol en cuatro juegos. Pero fue la jugada 37 del segundo encuentro, el 10 de marzo, la que dejó al mundo sin aliento. Una movida que parecía un error, una estrategia que ningún maestro habría considerado, resultó ser un golpe de genio. “No tenía sentido”, escribió Mustafa Suleyman, exlíder de DeepMind, en su libro de 2023 La ola que viene. “AlphaGo reescribió las reglas del Go ante nuestros ojos”.

Lee Sedol, tras quince minutos de reflexión, no pudo descifrar la lógica de la máquina. Al final, esa jugada “errónea” selló otra victoria para AlphaGo. La comunidad del Go quedó en shock. Como señaló Pablo Aguilar, experto en IA, en un post de LinkedIn del 27 de enero de 2025: “AlphaGo no solo calculó; mostró una intuición que creíamos exclusivamente humana. Por primera vez, los maestros aprendieron de una máquina”.

Este momento, que algunos llaman la “singularidad” de la IA, marcó un hito: las máquinas podían crear, no solo imitar. El Go, un juego de 4.000 años, se convirtió en el escenario de un nuevo capítulo en la historia humana.

Cómo se juega el Go

El Go es engañosamente simple. Se necesita un tablero de madera con una cuadrícula de 19x19 líneas, formando 361 intersecciones; 181 piedras negras y 180 blancas; y un oponente, ya sea un amigo, un familiar o un novato dispuesto a aprender. El jugador con las negras mueve primero.

El objetivo es controlar el tablero rodeando intersecciones vacías para crear “territorios”. Las piedras rodeadas por el rival, llamadas “prisioneras”, se retiran, sumando puntos. A pesar de sus reglas básicas, el Go ofrece una profundidad estratégica que ha fascinado a generaciones.

Un legado de milenios

Orígenes en el Lejano Oriente

El Go, conocido como Weiqi en China, nació hace unos 4.000 años. La leyenda cuenta que el emperador Yao lo encargó para enseñar disciplina a su hijo. Aunque no sabemos si el joven aprendió, el juego conquistó corazones. En China, es una de las cuatro artes tradicionales, junto a la caligrafía, la pintura y la música.

Llegó a Japón en el siglo VIII, donde se refinó entre samuráis y monjes. Hace 400 años, Japón creó el primer sistema de jugadores profesionales, elevando el Go a un arte competitivo. Hoy, la Nihon Ki-in, una asociación japonesa, impulsa su difusión global. En Corea, donde se llama Baduk, el juego floreció entre las élites desde los siglos V al VII.

En 1996, los astronautas Daniel Barry y Koichi Wakata jugaron Go en el espacio, un hito que les valió rangos honoríficos de la Nihon Ki-in. En Asia, con más de 40 millones de jugadores en 2008, el Go es parte de la vida diaria, desde escuelas hasta “salones de Go” donde profesionales compiten por premios de hasta 500.000 dólares.

El Go en Occidente

Europa conoció el Go en el siglo XVII a través de viajeros, pero no se jugó hasta 1880. Hoy, el juego crece en todos los países europeos y en América Latina, donde cientos de miles lo practican. La brecha con los maestros asiáticos se reduce, gracias a jugadores que viajan a Japón para estudiar o compiten en el Campeonato Mundial Amateur, celebrado desde 1979.

En Argentina, el Go gana terreno. En 2025, la cordobesa Gissella Gastín, de la localidad de Guatimozín, Departamento Marcos Juárez, en la pampa húmeda argentina, fue reconocida por la Legislatura de la Provincia de Córdoba tras clasificar al 34º Campeonato Mundial Amateur en Osaka, Japón. Su logro refleja el creciente entusiasmo por el juego en la región.

La magia del Go

Intuitivo

El Go no se reduce a cálculos. Su vastedad exige intuición y creatividad. Conocer patrones básicos basta para empezar, pero cada partida es un lienzo para la experimentación.

Emocionante

Gracias al sistema de hándicap, donde el jugador más débil recibe movimientos iniciales, las partidas son competitivas sin importar el nivel. Esto hace que el Go sea accesible y casi adictivo.

Filosófico

La simplicidad del Go inspira. Sus conceptos —equilibrio, sacrificio, paciencia— resuenan en la vida. Para muchos, es más que un juego: es una filosofía.

Universal

El Go trasciende idiomas y culturas. Como dijo el ajedrecista Emanuel Lasker, pionero en difundirlo en Estados Unidos: “Si hay vida en Marte, seguro conocen el Go”. En un tablero, las piedras hablan por sí solas.

Aprender en el tablero

Como conducir o nadar, el Go se domina con práctica. “Juega sin parar”, aconseja un exnovato. “Solo en el tablero entiendes sus secretos”. Una lección que, como el Go, aplica a la vida misma.

 

Para sumarte a este juego milenario, visita la Asociación Argentina de Go: https://www.go.org.ar/

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