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martes, 10 de noviembre de 2020

APRENDIZAJES, OMISIONES Y DECISIONES. Artículo del Dr. Javier Vilosio

Aprendizajes, omisiones y decisiones
 

Por Javier O. Vilosio

Médico. Master en Economía y Ciencias Políticas. Docente

 

Vamos a aprender mucho de esta pandemia. En esencia, porque el aprendizaje es inherente a la condición humana. Tanto como la necesidad de reducir la incertidumbre que el futuro representa, y el deseo de construir un mañana diferente.

Sabemos que existe el aprendizaje en muchas otras especies animales, los pulpos, por ejemplo. Claro que, hasta el momento, los sabrosos octópodos no se han organizado socialmente a través de instituciones. Y esa es una gran diferencia.

Los humanos contamos con la ciencia, que nos brinda conocimientos -no certezas-; la filosofía que nos guía y nos incomoda en la formulación de las preguntas fundamentales de la existencia (¿reflexionaran los pulpos sobre su propia vida?), y el arte, ese gran espejo de nuestra cultura. Y también la historia, imprescindible para recordarnos el futuro posible, revisando nuestras raíces.

Con estas diferencias, que implican diferentes intencionalidades, aprender es tan propio de nuestra existencia como lo es para el pulpo. Y para ambas especies es, al final, cuestión de subsistencia.

Los aprendizajes que vamos haciendo sobre la pandemia son múltiples.

Hace menos de un año que se reportó el primer caso de COVID-19 en China, y desde entonces sabemos mucho más sobre el virus, y bastante más sobre la enfermedad.

Sin embargo, mediada la respuesta social por instituciones políticas, algunos aprendizajes que nos brinda la historia han sido ignorados.

No sería intelectualmente honesto poner en nuestro listado de aprendizajes novedosos las esperables consecuencias económicas, sociales y éticas de muchas de las medidas de control impuestas frente a la emergencia.

Eso no es novedoso, tal y como la historia y otras ciencias sociales lo muestran.

Pero contra toda experiencia histórica, la decisión mayoritaria fue mirar la pandemia exclusivamente por el ojo de la cerradura de la infectología.

Una consecuencia de esa decisión política fue plantear la contraposición entre los términos salud y economía.

Claro que la épica de esa afirmación tuvo al principio un efecto beneficioso para quienes la defendieron: es la nuestra una sociedad siempre ávida de salvadores benéficos, y en lo posible grandilocuentes, y funcionó bien cuando todavía se aplaudía por la noche a los “héroes” de la salud, y se afirmaba que el fortalecimiento del sistema se lograría con más camas de terapia y respiradores. 

Entre las cosas que ya sabíamos está que la política no se lleva bien con la incertidumbre. Los políticos necesitan ofrecer certezas, y los consumidores las prefieren.

Hoy los nervios se han crispado. La sombra de la tragedia social comienza a desplazar a la preocupación por la enfermedad, y se difunde la certeza de que las cosas tampoco están saliendo bien en materia de salud.

Se desmorona la confianza en aquella promesa de proteger las vidas desestimando las consecuencias económicas, psicológicas y sociales de una parálisis sine die. Y la autocrítica no es apreciada en la cultura política nacional. De manera que la política sale a buscar culpables. Igual que se ha hecho en siglos pasados, frente a otras pestes.    

Volviendo a nuestro tema: cuando la realidad desmiente las afirmaciones militantes, el aprendizaje puede ser una buena excusa para guardar bajo la alfombra lo que ya sabíamos, y preferimos ignorar.

Pero hay omisiones que no son aprendizajes; son sencillamente malas decisiones. Y deberían asumirse las responsabilidades.

Un ejemplo, entre varios otros posibles, es la cuestión de la información.

Argentina ha degradado, desde hace años, su sistema de información sanitaria. El resultado es que ante esta emergencia, y a casi ocho meses de su inicio, sabemos que no contamos con números confiables y oportunos de casos y fallecimientos. Dos insumos básicos para la gestión de la crisis.

Sería absurdo asumir que en 30 o 60 días las nuevas autoridades hubieran podido resolverlo.

Pero es inadmisible que en base a esa debilidad estructural del sistema se hicieran afirmaciones taxativas, se lanzaran comparaciones innecesarias y falaces, se profundizaran confrontaciones políticas, se estigmatizara a las personas, y se propagandizaron éxitos inexistentes.

La necesidad de contar con un sistema de información sanitaria de calidad, solo un ejemplo, no deberá considerarse, entonces, un aprendizaje de la pandemia, sino el doloroso recordatorio de la incapacidad de la política para generar transformaciones relevantes en el sistema de salud argentino.  

Omitir lo que Virchow ya sabía hace más de cien años, fue una decisión: Una epidemia es un fenómeno social que tiene algunos aspectos médicos”.

 



lunes, 3 de agosto de 2020

NI MAS NI MENOS CAMAS. LAS NECESARIAS.





por Eduardo Rodas - 3 de agosto 2020

Médico. Periodista Científico



En una pandemia rastrear los contactos, aislarlos y tomar las medidas de distanciamiento social básicas debería ser una política sanitaria sensata en cualquier país del mundo.

Dejar de lado el diagnóstico clínico no es conveniente. Quedar a la espera de los análisis complementarios que son escasos y que por su novedad no tienen la exactitud requerida y además arrojan resultados falsos positivos o falsos negativos entre la población lleva a diagnosticar con márgenes de error no deseables.

Y esta es una de las razones por las que las autoridades sanitarias de muchos países tomaron la política de aislar a todos los sanos con las consecuencias psíquicas, sociales y económicas que ello trae aparejado.

No cabe duda que rastrear los enfermos y los contactos en poblaciones de miles de millones personas es una tarea ciclópea. Y es ahí donde quedan al descubierto las falencias de casi todos los sistemas de atención de la salud del mundo.

Ni los sistemas públicos, ni los sistemas privados o mixtos e independientemente de su financiación, ni que dependan de

gobiernos democráticos, autoritarios, monárquicos, o con todas sus variantes y combinaciones, ninguno ha podido dar una respuesta rápida, ni eficiente ni eficaz.

Al igual de lo que sucede con la atención de las víctimas en masa, por ejemplo en las grandes catástrofes como terremotos, tsunamis, accidentes aéreos o de tren, derrumbes, etc. si no hemos pensado que pueden ocurrir no es posible que estemos preparados para la atención sanitaria de las víctimas.

Por eso se ha aprendido tanto de la medicina de guerra la cual a pesar de las desgraciadas circunstancias en que ocurre, ha permitido avances importantes en el diagnóstico, tratamiento y rehabilitación de muchas enfermedades. La estrategia y la táctica militar prevé cómo afrontar las desgracias sanitarias de una guerra.

La pandemia del Covid-19 fue declarada y tratada como una guerra por muchos países. Pero no tenían ni la táctica ni la estrategia para enfrentarla. Sencillamente porque no la habían previsto. A pesar que pocos meses antes hubo simulaciones en una importante universidad de los Estados Unidos realizada por más que importantes líderes mundiales donde plantearon un escenario de infección a nivel mundial por un virus que después desgraciadamente fue realidad.

Si las naciones del mundo hubieran tenido planes para otras patologías infecciosas quizás podrían haber reaccionado de otra manera. Para organizar la asistencia médica en el terreno se necesitan de todos los resortes del Estado y la actividad extramural de los hospitales es fundamental.Los responsables de la Salud Pública son los que deben estar a cargo del diseño, planeamiento, cumplimiento y control de esas estrategias.

¿Cómo llegar a cientos de miles o millones de personas en las grandes ciudades o a miles de personas en barrios carenciados y marginales si nunca lo hemos hecho antes? Y si lo hicimos fue realizado a destiempo, en forma no continuada y sin los recursos humanos y materiales necesarios.

Po lo menos tomemos esta desgraciada experiencia de vivir con una pandemia con la humildad necesaria para reconocer errores y rectificar rumbos. Y pensar de antemano en las cosas que pueden ser necesarias para cuando estos imprevistos ocurren.

Salir a decir que hay hospitales sin inaugurar es de una bajeza extraordinaria. En todo el mundo el número de camas de internación hospitalaria ha disminuido. Y esto tiene su razón de ser. Hace 50 años las embarazadas operadas de una cesárea abdominal estaban de 10 a 15 días internadas. Hoy no pasan de las 48 hs. Las operaciones de vesículas biliares también tenían post operatorios prolongados. Hoy gracias a la cirugía laparoscópica pueden estar en su casa el mismo día de la operación. Y así hay cientos de ejemplos más. La cirugía mínimamente invasiva, la cirugía laparoscópica y la cirugía robótica han disminuido dramáticamente los días de internación de los pacientes.

También hay ejemplos en todas las especialidades de la medicina. Un paciente tuberculoso hasta los años 50 del siglo pasado estaba internado por años. Con el advenimiento de los antibióticos y de las medicinas específicas para esa enfermedad el tratamiento lo realizan en sus domicilios. Así fue que grandes hospitales de tuberculosos fueron reciclados para ser hospitales generales porque ya no tenían razón de ser.

¿Y entonces qué hacer cuando, ante una pandemia por una enfermedad infectocontagiosa, necesitamos más camas? ¿Lo hemos pensado antes?




Parece que China lo había pensado.
En pocas horas construyó un hospital modular de 1.000 camas con todos los recursos humanos y materiales necesarios para enfrentar la pandemia. Pasada la misma, el hospital se desarma hasta que vuelva a ser necesario.

Ante cualquier gran catástrofe con una gran cantidad de enfermos graves la Terapia Intensiva se transforma en un recurso crítico e indispensable. Y una vez más los recursos humanos y materiales son imprescindibles.

Siempre decimos que los recursos materiales con dinero se consiguen. Pero cómo y dónde. Otra vez la industria bélica desgraciadamente puede aportarnos una solución. ¿Tiene sentido tener miles y miles de tanques de guerra o de respiradores de terapia intensiva guardados en galpones por si hacen falta ?. Sería una locura. El mantenimiento de todo ese material y la rápida obsolescencia que tendría de acuerdo a los avances tecnológicos hace a esta idea inviable.

Durante la Segunda Guerra Mundial las grandes fábricas de autos de los Estados Unidos (y también alguna en Argentina en la década de 1950) estaban preparadas, y de hecho lo hicieron, para reconvertirse rápidamente y fabricar tanques, jeeps y hasta aviones en la cantidad que fuera necesaria.

En la actual pandemia algunas fábricas comenzaron a fabricar respiradores para Terapia Intensiva pero sin estar preparadas previamente para ello.

El tema más difícil como en toda actividad es la preparación del recurso humano. Podemos tener miles de respiradores pero ¿quién los va a manejar?




Alguna idea se puede aportar. Los médicos llamados intensivistas que son quienes están al frente de las Terapias Intensivas en todo el mundo tienen una actividad sumamente estresante y desgastante, con responsabilidades que muchas veces superan todo lo imaginable.

Mal remunerados, con guardias de 24 horas ininterrumpidas y con escasez de recursos se transforma en una tarea agotadora solamente suplida por la gran vocación de estos profesionales. Y en ellos involucro al personal médico, de enfermería, auxiliar, kinesiólogos, de mantenimiento y en fin, a todos aquellos que hacen al gran mundo de las Terapias.

Qué mejor oportunidad nos puede dejar este COVID-19 para empezar a cambiar la historia. Nuestras leyes laborales dicen que a igual trabajo igual remuneración. ¿Pero es igual el trabajo del personal de salud en una Terapia Intensiva que en un consultorio médico que atiende de 8 a 12 hs y de 14 a 20 hs.? Rotundamente no. Empecemos por diferenciar las remuneraciones de quienes tienen tareas y capacidades diferentes y muy específicas y que muy pocas personas están dispuestas a realizar.

¿Y cómo preparar ese recurso humano que tiene que estar dispuesto y preparado para trabajar en una catástrofe sanitaria y luego hibernar hasta que vuelvan a ser solicitados? Simplemente rotándolos en sus tareas. Disminuyendo las guardias a 12 hs ya duplicamos la necesidad de profesionales de Terapia Intensiva. Y en caso de una catástrofe volviendo a la guardia de 24 hs tenemos automáticamente el doble de recursos. En Alemania la mayoría de los centros sanitarios importantes tienen turnos de Guardia de 6 horas en las Terapias Intensivas.

Agregado a esto formar más especialistas intensivistas y permitir que se roten con los profesionales en actividad. Años sabáticos de 6 meses, por ejemplo, cumpliendo las funciones de clínicos o cardiólogos que perfectamente la pueden realizar. Una vez más y apelando a la desgraciada comparación militar, tener la reserva preparada para cuando deban actuar. Ya quedó comprobado que gran parte del personal de la primera línea de atención en las Terapias fue contagiado y hasta ofrendaron sus vidas en cumplimiento de su vocación y del Juramento Hipocrático que dignifica nuestra profesión desde hace mas de 2.000 años.




 

lunes, 13 de julio de 2020

EL TEMOR A LOS ESPEJOS. Artículo del Dr. Javier Vilosio

 por el Dr. Javier O. Vilosio – 6 de julio 2020

  Médico. Máster en Economía y Ciencias Políticas

 

La pandemia es una crisis social y política desencadenada, claro, a partir de un fenómeno biológico. Una crisis que, como otras, pero con una escala fenomenal, nos obliga a atender unos problemas enormemente complejos, que, en general, preferíamos ignorar.

Así como un virus no tiene intenciones, ni maldad; la pandemia no tiene virtudes, ni voluntad. (Ni el cuidado de la salud es una guerra). Pero esta crisis nos enfrenta en forma acuciante, y desde varios puntos de vista, con al menos tres tipos de problemas esperables, y una condición verdaderamente novedosa.

Los problemas son: la certeza de la incertidumbre (un temor que habitualmente preferimos no enfrentar), las condiciones que ya conocíamos y nunca resolvimos (lo que guardamos debajo de la alfombra), y las promesas hechas que no se podían cumplir (¿un costo de la política?).

¿Y qué hay de nuevo?: lo que no estuvo presente en anteriores pandemias que atravesó la humanidad es la existencia de las redes sociales y el impacto fenomenal que tienen en la población, catalizando y amplificando en magnitudes extraordinarias y con gran velocidad las tribulaciones de una sociedad “líquida”1, enfrentada a un escenario en el que se juegan variables muy complejas que, además, la política necesita simplificar.

No conocíamos, claro, las peculiaridades del SARS-CoV-2 ni la epidemiología y la clínica de la COVID-19.

Pero frente a tal desconocimiento sí sabíamos que en la ciencia no hay certeza, y que toda verdad científica es refutable. Sin embargo, abundan los discursos de expertos que afirman sus verdades con vocación profética o militante. Incluyendo a profesionales de la salud que vaticinan la muerte para los infieles a su credo. Algo que hasta ahora solo considerábamos propio de la política.

También sabíamos que, al decir de George Box2En esencia, todos los modelos están equivocados, pero algunos son útiles”, pero muchos expertos y opinadores se han aferrado a sus cuentas y proyecciones, transmitiendo la impresión de que los números son lo central, cuando lo que sucede más allá de las hojas de cálculo y las presentaciones es una crisis económica y social de magnitudes enormes, en un país donde estas dos variables ya venían muy afectadas. Pero tenemos más expertos en infectología dispuestos a opinar en los medios, que instituciones en condiciones de dar una respuesta social efectiva. El reduccionismo puede ser un pecado de ignorancia, pero también de soberbia.

Desde hace décadas venimos hablando de los determinantes sociales de la salud, pero el hecho de que para quedarse en casa hay que tener casa estalla entre nosotros, disruptivo, cuando se hace evidente que la infección se replica más y probablemente el pronóstico es peor, entre quienes peor viven. Pero no podemos sorprendernos por eso.

(De paso, si hubiéramos tenido verdaderamente presente la cuestión de los determinantes, que hace años venimos repitiendo en las clases, quizás se hubiera podido evitar a la sociedad la disyuntiva falaz y amenazante entre salud o economía).

Sabíamos, también, que el sistema desalienta o ignora la formación de capital humano en determinadas áreas. No hicimos nada útil, ¡durante décadas!, para tener enfermeras y enfermeros en cantidad y calidad adecuada, no para la pandemia, sino para obtener niveles mínimos de calidad en nuestros servicios sanitarios.  Así que ahora es más fácil hacer prestidigitación con los números de camas y respiradores que enfrentar la simple realidad de que los objetos inanimados no funcionan sin personal capacitado y motivado: enfermeros, médicos, terapistas respiratorios; mayormente desalentados durante años a elegir especialidades con altos niveles de riesgo profesional y burn out, por las condiciones laborales habituales (remuneraciones y condiciones laborales, fundamentalmente). Pero también médicos de familia y especialistas en atención primaria -que, como lo hemos dicho ya tantas otras veces- sigue siendo una promesa incumplida en la salud pública argentina.

Ahora que se promociona tanto que el sistema de salud debe ir donde la gente vive, podemos hacer dos afirmaciones con bastante certeza: si el sistema tiene que ir, es porque no fue antes, al menos en una forma adecuada; y que la prédica de décadas sobre la importancia de los equipos multidisciplinarios en Salud comunitaria no fue mucho más allá del discurso.

Ojalá en un tiempo más podamos tener resultados de estudios sobre exceso de mortalidad. Podrá haber sorpresas. Pero ya sabemos un par de cosas sobre abandonar la atención de las patologías prevalentes, en un contexto de empeoramiento de las condiciones sociales; y también de las consecuencias del riesgo moral sobre la utilización de servicios, en un sistema de salud desarticulado, inequitativo y poco eficiente.

Está por verse cuánto de la imagen de nosotros mismos y nuestro sistema de salud que nos devuelve la pandemia, motivará cambios significativos en el sistema de Salud.   

Después de todo, hasta Borges se preguntaba: “Hoy, al cabo de tantos y perplejos / años de errar bajo la varia luna, / me pregunto qué azar de la fortuna / hizo que yo temiera los espejos3.

 

1 Modernidad líquida es un término introducido por Zigmund Bauman (1925-2017) en referencia a la disolución contemporánea de valores, guías y estructuras sociales, antes rígidas.

2 George Edward Pelham Box (1919-2013) estadístico, británico.

3 Fragmento de Los Espejos, poema de Jorge Luis Borges

 

 

 

 

 

lunes, 6 de julio de 2020

¿QUE ES LA MICROBIOTA? ¿AYUDA A PREVENIR EL COVID-19?

por Eduardo Rodas - 6 de julio 2020

  Médico. Periodista Científico

La microbiota es el conjunto de microorganismos que se localizan de manera normal en distintos sitios de los cuerpos de los seres vivos. 

Se denomina microbiota intestinal al conjunto de bacterias que viven en el intestino de las personas.

Las bacterias y el cuerpo humano pueden relacionarse de distintas maneras. Se dice que es una relación de simbiosis cuando las bacterias y el cuerpo humano  se benefician ambos en su desarrollo vital. Una relación de tipo comensal es cuando entre las bacterias y el cuerpo humano uno de los dos obtiene un beneficio mientras que el otro no se perjudica ni beneficia. Y una relación de mutualismo es cuando las bacterias y el cuerpo humano se benefician y mejoran ambos su aptitud biológica.

Una gran cantidad de bacterias forman parte de la microbiota normal. La gran mayoría de estas bacterias no son dañinas para la salud y muchas son beneficiosas, por lo que esta microbiota intestinal es importante para el estado de salud del organismo.

Desde que el médico y fisiólogo francés Claude Bernard (1813-1878) fundador de la medicina experimental dejara la sentencia de que “no hay enfermedades sino enfermos” la medicina se ha dedicado a enseñar fundamentalmente las enfermedades, contrariando las distintas Facultades de Medicina del mundo esta sentencia del sabio francés.

Bernard siempre estuvo muy interesado en el proceso que sufrían los alimentos en el organismo incluida la asimilación. Su primer gran descubrimiento fue encontrar en 1848 que el páncreas es capaz de degradar las grasas neutras de la dieta. Fue uno de los más hermosos descubrimientos por su carácter fortuito y porque inmediatamente comprendió que había encontrado una función del órgano que hasta entonces era un misterio, así como descubrir la enzima lipasa pancreática (que degrada las grasas que ingerimos) y también demostró que produce enzimas que degradan los azúcares, y las proteínas.

Después de mas 150 años, en el 2017, la Dra. en Ciencias Biomédicas Gabriela Gutiérrez nos deja su mensaje innovador y muy relacionado con Claude Bernard, en una conferencia y rueda de prensa brindada en el ámbito académico de la Universidad Favaloro y la Editorial Perfil. A partir de sus investigaciones sobre infertilidad ha recorrido un camino apasionante que nos lleva a valorar la multiplicidad de información que nuestro organismo recibe y emite aplicando mecanismos de inmunidad.

Gabriela Gutiérrez obtuvo el título de Licenciada en Ciencias Biológicas y Biomédicas en el Centro de Altos Estudios de la Universidad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires en 1993. Esta investigadora se doctoró en Ciencias Biomédicas en la Universidad de Buenos Aires y es investigadora del CONICET en la disciplina académica Ciencias Médicas y Tecnología.

Muchos conceptos novedosos y hasta ahora casi únicos en el mundo nos dejó la Dra. Gabriela  Gutiérrez contándonos su actuación en un equipo interdisciplinario de un instituto de reproducción humana asistida aportando sus conocimientos respecto al comportamiento del endometrio en las mujeres con dificultades para quedar embarazadas.

La Dra. Adriana Sarto, experta en trombofilia (tener coágulos sanguíneos anormales) del embarazo  se interesó por los estudios en inmunología del endometrio de la Dra. Gabriela Gutiérrez y compartieron información respecto a problemas inmunológicos también en la trombofilia.

 

¿Qué estudia su equipo en las mujeres con dificultad para quedar embarazadas?

“El endometrio. La menopausia del endometrio por inmunosenescencia que es un envejecimiento del sistema inmune en ese tejido. Una enfermedad inflamatoria crónica hace que esa inmunidad se agote en ese tejido. Se estudia con un ecodoppler, una biopsia de endometrio y análisis de sangre. El estudio de las citoquinas en la sangre es fundamental para tener éxito en el desarrollo del embarazo”, dijo la Dra. Gutiérrez.

Las citoquinas son un grupo de proteínas de bajo peso molecular que actúan mediando interacciones complejas entre los linfocitos (una parte de los glóbulos blancos), las células inflamatorias y las células hematopoyéticas que son las células inmaduras que se pueden transformar en todos los tipos de células de nuestra sangre, como los glóbulos blancos, los glóbulos rojos y las plaquetas. 

¿Qué mecanismos ocurren en el endometrio cuando hay dificultad para que haya implantación del embrión y para que este crezca?

“La falta de llegada a término de un embarazo tiene que ver con una falla en la irrigación placentaria, no llega suficiente sangre que alimente al embrión, se pueden producir retardo de crecimiento intrauterino, abortos, hipertensión de la madre o preeclampsia (una enfermedad grave del embarazo que se caracteriza por la presión sanguínea alta, hinchazón en los pies y proteínas en la orina) porque la madre tiene que subir mucho su presión arterial para inyectar mas sangre por la poca vasculatura que hay en el endometrio y básicamente la falla de implantación y el aborto a repetición son dos caras de la misma moneda pero en uno esta mas desarrollado que en otro, directamente cuando no hay vasos sanguíneos suficientes a nivel del endometrio el útero no se pone receptivo y no hay implantación, o hay una implantación que no llega ni siquiera a la semana ocho que es cuando la placenta aparece o si llega a mas semanas no hay suficiente vasculatura del endometrio para cuando el embrión empieza a crecer y a requerir mas nutrientes y entonces disminuye su crecimiento.”

¿Cómo complementan los estudios de las pacientes que concurren para realizar una fertilización asistida?

“Nos planteamos empezar a estudiar la microbiota, (microorganismos que son encontrados en varias partes del cuerpo humano en individuos sanos) analizando la flora intestinal y reproductiva en estos grupos de pacientes con estas fallas para la reproducción para ver si encontramos patrones asociados con todo esto y poder así prevenir en un estadio anterior con una buena dieta o bien si podemos pasar a un estadio posterior y nutrir a la madre durante el embarazo de alguna manera para que esto no pase placentariamente y afecte en el futuro a la progenie, generando un big data de información.” 

¿Que es el big data en este contexto?

“El big data es el manejo de la sumatoria de todas las informaciones de diferentes tipos de mediciones. Es una mega información, un meta análisis de los datos de distintos tipos de mediciones. El manejo de los datos que vamos sacando de los distintos tipos de medición, scores nutricionales (hidratos de carbonos, proteínas y grasas), scores micronutricionales (a base de oligoelementos: minerales, aminoácidos y vitaminas), scores de la conducta, y scores clínicos de interrogatorios dirigidos. Cada vez se debe evaluar más la micronutrición. Todos por definición tenemos algún déficit micronutricional. El punto es saber cuál y prevenir las enfermedades relacionadas con ese déficit”, dijo la Dra. Gabriela Gutiérrez.

Y agregó: “La regulación de los tejidos de las mucosas por los macrófagos (que son un tipo de glóbulo blanco que se comen el material extraño en el cuerpo) está determinada, entre otros, por la glutamina que es un aminoácido esencial, es decir no lo produce nuestro organismo, tenemos que ingerirlo con aportes suplementarios, tenemos que consumirlo con la dieta, no lo podemos fabricar. Se habla entonces de microsuplementación.”

¿A cuántas pacientes trataron y cuántas lograron un embarazo?

“Durante el 2015 de 171 pacientes diagnosticadas y que hicieron el tratamiento y cumplieron la totalidad del mismo, el 29% de las que nunca habían quedado embarazadas (infertilidad primaria) lograron el embarazo y el 43% de las que alguna vez quedaron embarazadas y ahora no pueden (infertilidad secundaria) quedaron embarazadas. Si la paciente viene antes a la consulta el embarazo se logra mas tempranamente. La edad promedio de estas embarazadas bajó de 39 a 36 años.”

¿Cuál es el nexo entre la flora intestinal y el resto del organismo humano?

“Hasta ahora hay cinco patrones de flora intestinal asociadas a cinco enfermedades distintas. Hay mas neuronas en el aparato intestinal que en el cerebro. Las neuronas de nuestro sistema digestivo tienen impacto en las neuronas de nuestro sistema nervioso central. Por lo tanto cambios en la flora y problemas inflamatorios a nivel intestinal provocan cambios en el comportamiento”. Y dijo: “Es una buena puerta de entrada para hacer medicina preventiva. La medicina tiene que ser personalizada, no se pueden hacer todos los análisis posibles a todas las personas. Lo que tiene que haber es avances científicos para ver en qué tipo de personas pedimos determinados estudios.”

Estas palabras de la Dra. Gutiérrez abren un campo de estudio para el diagnóstico y tratamiento de las enfermedades con el criterio de tener que realizar estudios diagnósticos y tratamientos personalizados según cada paciente lo necesite.

Los novedosos y calificados conceptos de la Dra. Gabriela Gutiérrez respecto a que la medicina debe ser personalizada harían sonrojar a más de uno de los muchos que minimizan a quienes pregonan que deberían haber  tratamientos únicos, para enfermedades únicas, para pacientes únicos.

El estudio de este big data en los holobiontes (entendido como el conjunto formado por los organismos superiores y su microbiota) como somos los seres humanos con nuestra microbiota, nos lleva sorprendentemente a explicar procesos que ocurren en el autismo, en el síndrome bipolar, en las rinitis alérgicas, en el síndrome de Hashimoto (una enfermedad de la tiroides), en el colon irritable, la psoriasis, en el síndrome metabólico (donde está alterado el metabolismo de la glucemia, hay hipertensión y obesidad) y otras enfermedades hasta ahora con pocas posibilidades de tratamientos efectivos.

Ya en el 2020 y basándonos en las manifestaciones gastrointestinales de la infección por COVID-19 y el papel de la microbiota intestinal en la respuesta inmunitaria de nuestro organismo a las infecciones virales, muchos científicos infieren que una microbiota intestinal sana podría contribuir a prevenir las reacciones inmunitarias proinflamatorias en los pulmones y demás órganos infectados por el  virus SARS-CoV-2

El Dr. Joël Doré, Director del Instituto Nacional de Investigación de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente de Francia (INRAE) dice que “cuidar nuestra salud intestinal y en especial mantener una microbiota muy diversificada mediante  una dieta rica en una amplia gama de fuentes vegetales como fruta y verdura, semillas y frutos secos favorecerá una salud intestinal robusta e indirectamente, aumentará nuestra capacidad de combatir ataques virales en cada órgano, incluidos los pulmones”.

La sistematización del estudio en enfermedades y grupos de enfermedades sirve solamente para eso: para estudiar las enfermedades. Pero los médicos en su ejercicio profesional deben atender personas, únicas e irrepetibles. Y entonces las enfermedades se manifiestan así: como únicas e irrepetibles según cada paciente.

Una luz de esperanza se enciende en el camino de modificar los sistemas de enseñanza, aprendizaje y en el ejercicio de la profesión médica. No hay enfermedades sino enfermos.

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