NI MAS NI MENOS CAMAS. LAS NECESARIAS.
por Eduardo Rodas - 3 de agosto 2020
Médico. Periodista Científico
En una pandemia rastrear los contactos, aislarlos y tomar las medidas de distanciamiento social básicas debería ser una política sanitaria sensata en cualquier país del mundo.
Dejar de lado el diagnóstico clínico no es conveniente. Quedar a la espera de los análisis complementarios que son escasos y que por su novedad no tienen la exactitud requerida y además arrojan resultados falsos positivos o falsos negativos entre la población lleva a diagnosticar con márgenes de error no deseables.
Y esta es una de las razones por las que las autoridades sanitarias de muchos países tomaron la política de aislar a todos los sanos con las consecuencias psíquicas, sociales y económicas que ello trae aparejado.
No cabe duda que rastrear los enfermos y los contactos en poblaciones de miles de millones personas es una tarea ciclópea. Y es ahí donde quedan al descubierto las falencias de casi todos los sistemas de atención de la salud del mundo.
Ni los sistemas públicos, ni los sistemas privados o mixtos e independientemente de su financiación, ni que dependan de
gobiernos democráticos, autoritarios, monárquicos, o con todas sus variantes y combinaciones, ninguno ha podido dar una respuesta rápida, ni eficiente ni eficaz.Al igual de lo que sucede con la atención de las víctimas en masa, por ejemplo en las grandes catástrofes como terremotos, tsunamis, accidentes aéreos o de tren, derrumbes, etc. si no hemos pensado que pueden ocurrir no es posible que estemos preparados para la atención sanitaria de las víctimas.
Por eso se ha aprendido tanto de la medicina de guerra la cual a pesar de las desgraciadas circunstancias en que ocurre, ha permitido avances importantes en el diagnóstico, tratamiento y rehabilitación de muchas enfermedades. La estrategia y la táctica militar prevé cómo afrontar las desgracias sanitarias de una guerra.
La pandemia del Covid-19 fue declarada y tratada como una guerra por muchos países. Pero no tenían ni la táctica ni la estrategia para enfrentarla. Sencillamente porque no la habían previsto. A pesar que pocos meses antes hubo simulaciones en una importante universidad de los Estados Unidos realizada por más que importantes líderes mundiales donde plantearon un escenario de infección a nivel mundial por un virus que después desgraciadamente fue realidad.
Si las naciones del mundo hubieran tenido planes para otras patologías infecciosas quizás podrían haber reaccionado de otra manera. Para organizar la asistencia médica en el terreno se necesitan de todos los resortes del Estado y la actividad extramural de los hospitales es fundamental.Los responsables de la Salud Pública son los que deben estar a cargo del diseño, planeamiento, cumplimiento y control de esas estrategias.
¿Cómo llegar a cientos de miles o millones de personas en las grandes ciudades o a miles de personas en barrios carenciados y marginales si nunca lo hemos hecho antes? Y si lo hicimos fue realizado a destiempo, en forma no continuada y sin los recursos humanos y materiales necesarios.
Po lo menos tomemos esta desgraciada experiencia de vivir con una pandemia con la humildad necesaria para reconocer errores y rectificar rumbos. Y pensar de antemano en las cosas que pueden ser necesarias para cuando estos imprevistos ocurren.
Salir a decir que hay hospitales sin inaugurar es de una bajeza extraordinaria. En todo el mundo el número de camas de internación hospitalaria ha disminuido. Y esto tiene su razón de ser. Hace 50 años las embarazadas operadas de una cesárea abdominal estaban de 10 a 15 días internadas. Hoy no pasan de las 48 hs. Las operaciones de vesículas biliares también tenían post operatorios prolongados. Hoy gracias a la cirugía laparoscópica pueden estar en su casa el mismo día de la operación. Y así hay cientos de ejemplos más. La cirugía mínimamente invasiva, la cirugía laparoscópica y la cirugía robótica han disminuido dramáticamente los días de internación de los pacientes.
También hay ejemplos en todas las especialidades de la medicina. Un paciente tuberculoso hasta los años 50 del siglo pasado estaba internado por años. Con el advenimiento de los antibióticos y de las medicinas específicas para esa enfermedad el tratamiento lo realizan en sus domicilios. Así fue que grandes hospitales de tuberculosos fueron reciclados para ser hospitales generales porque ya no tenían razón de ser.
¿Y entonces qué hacer cuando, ante una pandemia por una enfermedad infectocontagiosa, necesitamos más camas? ¿Lo hemos pensado antes?
Parece que China lo había pensado. En pocas horas construyó un hospital modular de 1.000 camas con todos los recursos humanos y materiales necesarios para enfrentar la pandemia. Pasada la misma, el hospital se desarma hasta que vuelva a ser necesario.
Ante cualquier gran catástrofe con una gran cantidad de enfermos graves la Terapia Intensiva se transforma en un recurso crítico e indispensable. Y una vez más los recursos humanos y materiales son imprescindibles.
Siempre decimos que los recursos materiales con dinero se consiguen. Pero cómo y dónde. Otra vez la industria bélica desgraciadamente puede aportarnos una solución. ¿Tiene sentido tener miles y miles de tanques de guerra o de respiradores de terapia intensiva guardados en galpones por si hacen falta ?. Sería una locura. El mantenimiento de todo ese material y la rápida obsolescencia que tendría de acuerdo a los avances tecnológicos hace a esta idea inviable.
Durante la Segunda Guerra Mundial las grandes fábricas de autos de los Estados Unidos (y también alguna en Argentina en la década de 1950) estaban preparadas, y de hecho lo hicieron, para reconvertirse rápidamente y fabricar tanques, jeeps y hasta aviones en la cantidad que fuera necesaria.
En la actual pandemia algunas fábricas comenzaron a fabricar respiradores para Terapia Intensiva pero sin estar preparadas previamente para ello.
El tema más difícil como en toda actividad es la preparación del recurso humano. Podemos tener miles de respiradores pero ¿quién los va a manejar?
Alguna idea se puede aportar. Los médicos llamados intensivistas que son quienes están al frente de las Terapias Intensivas en todo el mundo tienen una actividad sumamente estresante y desgastante, con responsabilidades que muchas veces superan todo lo imaginable.
Mal remunerados, con guardias de 24 horas ininterrumpidas y con escasez de recursos se transforma en una tarea agotadora solamente suplida por la gran vocación de estos profesionales. Y en ellos involucro al personal médico, de enfermería, auxiliar, kinesiólogos, de mantenimiento y en fin, a todos aquellos que hacen al gran mundo de las Terapias.
Qué mejor oportunidad nos puede dejar este COVID-19 para empezar a cambiar la historia. Nuestras leyes laborales dicen que a igual trabajo igual remuneración. ¿Pero es igual el trabajo del personal de salud en una Terapia Intensiva que en un consultorio médico que atiende de 8 a 12 hs y de 14 a 20 hs.? Rotundamente no. Empecemos por diferenciar las remuneraciones de quienes tienen tareas y capacidades diferentes y muy específicas y que muy pocas personas están dispuestas a realizar.
¿Y cómo preparar ese recurso humano que tiene que estar dispuesto y preparado para trabajar en una catástrofe sanitaria y luego hibernar hasta que vuelvan a ser solicitados? Simplemente rotándolos en sus tareas. Disminuyendo las guardias a 12 hs ya duplicamos la necesidad de profesionales de Terapia Intensiva. Y en caso de una catástrofe volviendo a la guardia de 24 hs tenemos automáticamente el doble de recursos. En Alemania la mayoría de los centros sanitarios importantes tienen turnos de Guardia de 6 horas en las Terapias Intensivas.
Agregado a esto formar más especialistas intensivistas y permitir que se roten con los profesionales en actividad. Años sabáticos de 6 meses, por ejemplo, cumpliendo las funciones de clínicos o cardiólogos que perfectamente la pueden realizar. Una vez más y apelando a la desgraciada comparación militar, tener la reserva preparada para cuando deban actuar. Ya quedó comprobado que gran parte del personal de la primera línea de atención en las Terapias fue contagiado y hasta ofrendaron sus vidas en cumplimiento de su vocación y del Juramento Hipocrático que dignifica nuestra profesión desde hace mas de 2.000 años.
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