por Eduardo Rodas, Médico y Periodista Científico, 24 de junio de 2025
El Go:
un juego milenario que desafió a las máquinas
El
instante que cambió todo
En marzo de 2016, un tablero
de madera en Seúl se convirtió en el epicentro de una revolución. Lee Sedol, el
campeón mundial de Go, enfrentaba a AlphaGo, una inteligencia artificial creada
por Google DeepMind. Este no era un simple juego: era la última frontera de la
creatividad humana frente al silicio. Mientras el ajedrez había caído ante Deep
Blue en 1997, el Go, con su complejidad casi infinita, parecía imbatible. Hasta
que AlphaGo hizo lo impensable.
Entre el 9 y el 15 de marzo,
en un duelo a cinco partidas, AlphaGo venció a Lee Sedol en cuatro juegos. Pero
fue la jugada 37 del segundo encuentro, el 10 de marzo, la que dejó al mundo
sin aliento. Una movida que parecía un error, una estrategia que ningún maestro
habría considerado, resultó ser un golpe de genio. “No tenía sentido”, escribió
Mustafa Suleyman, exlíder de DeepMind, en su libro de 2023 La ola que viene.
“AlphaGo reescribió las reglas del Go ante nuestros ojos”.
Este momento, que algunos
llaman la “singularidad” de la IA, marcó un hito: las máquinas podían crear, no
solo imitar. El Go, un juego de 4.000 años, se convirtió en el escenario de un
nuevo capítulo en la historia humana.
Cómo se juega el Go
El Go es engañosamente simple.
Se necesita un tablero de madera con una cuadrícula de 19x19 líneas, formando
361 intersecciones; 181 piedras negras y 180 blancas; y un oponente, ya sea un
amigo, un familiar o un novato dispuesto a aprender. El jugador con las negras
mueve primero.
El objetivo es controlar el
tablero rodeando intersecciones vacías para crear “territorios”. Las piedras
rodeadas por el rival, llamadas “prisioneras”, se retiran, sumando puntos. A
pesar de sus reglas básicas, el Go ofrece una profundidad estratégica que ha
fascinado a generaciones.
Un
legado de milenios
Orígenes en el Lejano Oriente
El Go, conocido como Weiqi en
China, nació hace unos 4.000 años. La leyenda cuenta que el emperador Yao lo
encargó para enseñar disciplina a su hijo. Aunque no sabemos si el joven
aprendió, el juego conquistó corazones. En China, es una de las cuatro artes
tradicionales, junto a la caligrafía, la pintura y la música.
En 1996, los astronautas
Daniel Barry y Koichi Wakata jugaron Go en el espacio, un hito que les valió
rangos honoríficos de la Nihon Ki-in. En Asia, con más de 40 millones de
jugadores en 2008, el Go es parte de la vida diaria, desde escuelas hasta “salones
de Go” donde profesionales compiten por premios de hasta 500.000 dólares.
El Go en Occidente
Europa conoció el Go en el
siglo XVII a través de viajeros, pero no se jugó hasta 1880. Hoy, el juego
crece en todos los países europeos y en América Latina, donde cientos de miles
lo practican. La brecha con los maestros asiáticos se reduce, gracias a jugadores
que viajan a Japón para estudiar o compiten en el Campeonato Mundial Amateur,
celebrado desde 1979.
En Argentina, el Go gana
terreno. En 2025, la cordobesa Gissella Gastín, de la localidad de Guatimozín, Departamento
Marcos Juárez, en la pampa húmeda argentina, fue reconocida por la Legislatura
de la Provincia de Córdoba tras clasificar al 34º Campeonato Mundial Amateur en
Osaka, Japón. Su logro refleja el creciente entusiasmo por el juego en la
región.
La
magia del Go
Intuitivo
El Go no se reduce a cálculos.
Su vastedad exige intuición y creatividad. Conocer patrones básicos basta para
empezar, pero cada partida es un lienzo para la experimentación.
Emocionante
Gracias al sistema de
hándicap, donde el jugador más débil recibe movimientos iniciales, las partidas
son competitivas sin importar el nivel. Esto hace que el Go sea accesible y casi
adictivo.
Filosófico
La simplicidad del Go inspira.
Sus conceptos —equilibrio, sacrificio, paciencia— resuenan en la vida. Para
muchos, es más que un juego: es una filosofía.
Universal
El Go trasciende idiomas y
culturas. Como dijo el ajedrecista Emanuel Lasker, pionero en difundirlo en
Estados Unidos: “Si hay vida en Marte, seguro conocen el Go”. En un tablero,
las piedras hablan por sí solas.
Aprender en el tablero
Como conducir o nadar, el Go
se domina con práctica. “Juega sin parar”, aconseja un exnovato. “Solo en el
tablero entiendes sus secretos”. Una lección que, como el Go, aplica a la vida
misma.
Para sumarte a este juego
milenario, visita la Asociación Argentina de Go: https://www.go.org.ar/
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