Después de 25 años......!!!!!!!! Todo llega...TARJETA ALIMENTARIA

Eduardo Rodas
febrero 2020
Palabras: 1204
Tiempo de lectura: 6 minutos
 
Tuve oportunidad de ver en el año 1994 en mi visita a la ciudad de Austin, la capital del estado de Texas con motivo del congreso de bioinformática que organizó la Universidad de Texas, la gran preocupación que existía en ese estado de los EE. U.U. por el tema de los “chicos con hambre” tal como aparecían los mensajes en los distintos lugares donde solicitaban una contribución. Para recibir sus cupones alimentarios, los 3 millones de beneficiarios texanos insertan su “Lone Star Card” - la tarjeta de la estrella solitaria - en una terminal del mostrador de control de un comercio, e ingresan su número de identificación. El precio de los alimentos adquiridos es luego automáticamente deducido de su asignación y agregado a la cuenta del comercio minorista correspondiente. 
El sistema reconoce el código de barras de los productos no autorizados para la compra, como por ejemplo las bebidas alcohólicas y los cigarrillos, y de ese modo asegura que los subsidios para la alimentación sean realmente gastados en comida. Los funcionarios de Texas advirtieron que, cada vez que en las ciudades del Estado se introducía la transferencia electrónica de beneficios, la venta de bebidas alcohólicas tendía a disminuir mientras que la de alimentos aumentaba.
 
Escribí a mi regreso del viaje:

"Red de Administraciones Públicas

Tendremos redes interconectadas entre las administraciones públicas con el fin de intercambiar información de manera más efectiva y barata, sustituyendo la tramitación de documentos en papel por medios electrónicos. Posteriormente se podrá ampliar la conexión a la ciudadanía. 
Los Estados deben reforzar y acelerar la realización de un programa de intercambio de datos entre sus administraciones. El sector privado incrementará su cooperación con los Estados para encontrar las soluciones técnicas para la prestación de servicios interoperables y la creación de redes interconectables, y colaborará con las autoridades nacionales y locales en los ensayos y la instalación de redes y la prestación de servicios destinados a los ciudadanos.
El proceso de unificación quedará reforzado, lo que acarreará beneficios en forma de reducción de costos y de mejores relaciones entre las administraciones públicas y los ciudadanos.
Un ejemplo ocurre con el pago de las pensiones y jubilaciones en Finlandia y Namibia. Dos países con un distinto grado de desarrollo y que son pioneros en el pago de estos servicios sociales en forma electrónica. Sus jubilados retiran en efectivo el monto que les corresponde insertando una tarjeta emitida por el gobierno en una máquina que es una variante del cajero electrónico, que les entrega el dinero en forma inmediata.

Este método de transferir dinero en efectivo del Estado a la gente, conocido como “transferencia electrónica de beneficios” hará que los registros y los cheques de las obras sociales se vuelvan anticuados. Más eficientes que el papel y con menor posibilidad de estafas estos sistemas de transferencias electrónicas forman parte de la obra social del futuro.

Algunas regiones del norte de Italia y tres provincias de Sudáfrica también ya instalaron centros de transferencia electrónica de beneficios para pagar jubilaciones y pensiones; Méjico tiene en vías de experimentación un programa que controla la entrega de leche y alimentos a aproximadamente dos millones de familias de bajos recursos.

Gran Bretaña tiene previsto, ambiciosamente, desembolsar electrónicamente casi el total de sus 90.000 millones de libras esterlinas (unos 150.000 millones de dólares) en gastos sociales para el año 2000, un sistema que según el gobierno reducirá el monto total de las estafas entre 150 y 200 millones de libras esterlinas por año. Un proyecto piloto relacionado con las asignaciones de beneficios para la minoridad ya está en marcha. Las personas habilitadas para recibir ese beneficio obtendrán una tarjeta, diseñada por ICI Patfway, que guarda los datos sobre su asignación. La tarjeta se inserta en una computadora del correo postal, la cual verifica la identidad del titular y establece cuanto se le debe; un cajero entrega luego el dinero en efectivo. No hay registros que puedan ser escamoteados ni de que un tercero cobre un cheque robado.

En los EE. UU. la ley de reforma de las obras sociales aprobada el año último exige que los 50 Estados tengan instalado un sistema de transferencia electrónica de beneficios para el 2002 en el caso de los cupones alimentarios. Casi todos aprovechan la oportunidad para incluir también en la tarjeta las asignaciones de la obra social para las familias pobres. Transactive, una compañía subsidiaria de Gtech con sede en Rhode Island, cuenta hasta ahora con el mayor sistema en funcionamiento, en Texas. Transactive recibe 2 dólares mensuales por cada beneficiario de cupones alimentarios y 97 centavos de dólar por cada beneficiario de ingresos complementarios de ayuda social. A cambio, se ocupa de la capacitación y de la infraestructura, por ejemplo, para la instalación de terminales.

Tuve oportunidad de ver en el año 1994 en mi visita a la ciudad de Austin, la capital del estado de Texas con motivo del congreso de bioinformática que organizó la Universidad de Texas, la gran preocupación que existe en ese estado de los EE. U.U. por el tema de los “chicos con hambre” tal como aparecían los mensajes en los distintos lugares donde solicitaban una contribución. Para recibir sus cupones alimentarios, los 3 millones de beneficiarios texanos insertan su “Lone Star Card” - la tarjeta de la estrella solitaria - en una terminal del mostrador de control de un comercio, e ingresan su número de identificación. El precio de los alimentos adquiridos es luego automáticamente deducido de su asignación y agregado a la cuenta del comercio minorista correspondiente.

El sistema reconoce el código de barras de los productos no autorizados para la compra, como por ejemplo las bebidas alcohólicas y los cigarrillos, y de ese modo asegura que los subsidios para la alimentación sean realmente gastados en comida. Los funcionarios de Texas advirtieron que, cada vez que en las ciudades del Estado se introducía la transferencia electrónica de beneficios, la venta de bebidas alcohólicas tendía a disminuir mientras que la de alimentos aumentaba. Estas tarjetas no son aún “inteligentes”. Es decir que utilizan bandas magnéticas y no un microchip para contener la información, de manera que no pueden procesar los datos.

En España se decidió utilizar tarjetas “inteligentes”. En un programa conocido como TASS, las autoridades españolas comenzaron a incorporar una vasta gama de informaciones en las nuevas tarjetas de la seguridad social. Según el programa, los beneficios sociales todavía son depositados directamente en cuentas bancarias. Pero los ciudadanos españoles pueden utilizar la tarjeta desde lugares previamente designados para comunicarse  con las distintas oficinas del gobierno. Pueden controlar el estado de sus jubilaciones y beneficios por desempleo, preguntar acerca de la capacitación laboral, verificar su seguro de salud o pedir turno en una clínica. Smart Card News, un boletín de prensa publicado en Gran Bretaña considera que TASS es la mayor y más extensa de esas iniciativas en el mundo. Por ahora dos millones de ciudadanos tienen esa tarjeta en su poder. Está previsto que para el 2002 todos los españoles la tendrán."



Publicado en el libro "Informática Médica: visión del pasado, presente y futuro" escrito en 1997. Autor: Dr. Eduardo Rodas

Capítulo IX Introducción a la Informática Médica, La Sociedad de la Información. Páginas 95-97

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