¿COMO NOS COMUNICAMOS?
Por Eduardo Rodas
11 de mayo 2020
En estos tiempos en
los que la telecomunicación ha tenido que hacerse cargo de gran parte de
nuestros intercambios con otras personas nos vemos obligados a valorar la
palabra información.
La conexión, que
hoy tanto apreciamos y necesitamos, es un fenómeno tecnológico. La comunicación
es una construcción humana y artesanal. Las tecnologías de la información y la
comunicación, llamadas TICs, informan menos de lo que se cree y muchas veces
provocan abusos de datos innecesarios y banales. Incomunican y aíslan mas de lo
que comunican. Y funcionan como detonadores de conductas adictivas. Con solo
ver cuanto tiempo nos pasamos conectados a cada aplicación por día sabemos de
que estoy hablando.
¿La exageración de
datos equivale a conocimiento?. ¿Todo lo que llamamos información realmente lo
es?
Información, por
definición, es un conjunto de datos organizados y procesados. La palabra tiene
su origen en el latín: formatio, “dar
forma”; in” hacia adentro”. Es decir que es la formación de algo nuevo y
sólido en el interior de nuestro ser, en lo profundo de nosotros. Eso es
información.
Segmentación por edades
¿Es igual informar a
las personas de cualquier edad? Seguramente que no. Las empresas de marketing
saben muy bien de esto y llegan a cada público de cada edad según distintos
abordajes.
Dentro de esa segmentación tenemos a la Generación
de los Baby Boomers que son los nacidos entre 1946 y 1964 dentro de la cual me
encuentro. La Generación X que son los nacidos entre 1965 y 1980. Los
millennials que son los nacidos entre 1981 y 1999 que son la generación viva
mas grande y el mayor grupo de edad en fuerza laboral. Son los mas
progresistas. Los Centennials que son los nacidos desde los 2000 en adelante,
también llamada generación Z. Y la generación T, que se agregó últimamente, que
son los nacidos luego del 2010, también llamada generación táctil. Si la
pantalla no es táctil el dispositivo no sirve para ellos. Le podemos preguntar
a nuestros nietos.
Algunas personas de
estos grupos suelen ignorar el mundo que existía antes de ellos.
Todo es líquido
Este es un concepto
de Bauman donde nada se consolida, nada permanece y todo fluye hacia la nada.
Quien cree que el mundo empezó con su propia vida no se siente obligado a
ejercer un valor moral esencial: la gratitud. Y esto lo podemos aplicar a las
ciencias, las artes, la política, los deportes, etc. Si considera que nada
recibió, nada tiene que agradecer a nadie. Y si no fue depositario de un legado
no creerá que deba legar algo. Y si nada recibió y nada legará ¿para qué
cuidar, para qué conservar, para qué honrar? Todo es líquido y fluye hacia la
nada.
Y así es como
podemos cambiar nuestra condición de ciudadanos por la de meros consumidores,
consumidores depredadores.
Nacimiento de Internet
En el 2020 y en
medio de esta pandemia del coronavirus estamos poniendo a prueba las
comunicaciones por internet. Nuestros teléfonos, la radio, la televisión,
revistas y diarios, los libros, todo material audiovisual es pasible de ser
transmitido por internet. Y nos permite comunicarnos para por lo menos ver y
escuchar a nuestros seres queridos a la distancia con aplicaciones de
videocomunicación.
El teletrabajo, la
teleducación, la telemedicina, están siendo puestas a prueba de un día para el
otro exigiéndoles cosas para las cuales todavía no estaban preparadas y
nosotros como usuarios tampoco. Pero como se suele decir, peor es nada.
¿Cómo podían
imaginar esos dos jóvenes de la Universidad de California en los Angeles (UCLA)
y de la Universidad de Standford que su intento casi fallido de aquella primera
comunicación iba a permitir que el mundo siguiera conectado aún ante una
pandemia, donde los ciudadanos del mundo están confinados en sus casas sin
posibilidad de moverse ni de realizar sus vidas en forma habitual?
En el delirio de la Guerra Fría entre los Estados
Unidos de Norteamérica (EE. UU.) y la Unión Soviética y ante la posibilidad de un
ataque con bombas nucleares en sus territorios la Agencia de Investigaciones
Avanzadas de EE. UU (ARPA) recibe la solicitud de los altos mandos militares de
EE. UU. para que crearan un sistema de comunicaciones que aún ante un ataque
nuclear soviético, éste siguiera funcionando. La única manera era que fuera un
sistema en red y si fuera destruida una parte de esa conexión la misma
podía circular por otros circuitos que hubieran permanecido indemnes. Es como imaginar una red de un arco de fútbol
y que siguiendo sus hilos nos deslizáramos por esa red desde la parte superior hacia la parte inferior. Si se cortan algunos hilos por destrucción nuclear,
podríamos tomar otro camino y bajar por otros hilos hasta llegar al lugar
deseado. Eso es internet.
Y la transmisión debería hacerse por paquetes de datos para poder
diversificar la transmisión. Es decir que la información debía
fragmentarse y encapsularse en paquetes para que viajaran de forma
independiente entre origen y destino. Y así sigue funcionando hasta nuestros
días.
Esta tarea fue
encomendada a Leonard Kleinrock, Profesor de Ciencias de la Computación en la
UCLA, quien fue el que diseñó los mecanismos que hicieron posible Arpanet y por
extensión a Internet. Probar si su mecanismo de empaquetado de la
información funcionaba o no funcionaba no era tarea para un Profesor y delegó
esa tarea en dos jóvenes ayudantes, pensando que eso que le habían solicitado
era un total delirio producto de las mentes mas que afiebradas por la Guerra
Fría.
Dice Leonard Kleinrock "No sabíamos que estábamos a punto de
realizar algo que tendría impacto global. En cuanto a lo que nos concernía,
estábamos simplemente llevando adelante un experimento útil para verificar el
funcionamiento de nuestra recién nacida red, dos computadoras a 500 km de
distancia que se iban a comunicar por teléfono. No había nadie de la prensa, ni
una cámara, ni un grabador, ¡nada! ¿Acaso preparamos un mensaje memorable que
pasara a la historia? En absoluto. Nuestros predecesores habían sido mucho más
sabios. El primer mensaje de telégrafo, por Samuel Morse en 1844 fue “¿Qué ha
creado Dios?"; el primer mensaje mediante un teléfono, por Alexander Graham
Bell, quien en 1876 pronunció las palabras "Sr. Watson, venga aquí, lo
necesito"; el primer mensaje desde la Luna, por Neil Armstrong, en 1969,
fue "Es un pequeño paso para el hombre,
un gran salto para la Humanidad". ¡Estos hombres entendieron los
medios de difusión y la prensa!
Continúa diciendo Kleinrock "Esa noche del 29 de octubre de 1969, mi programador en la UCLA, Charlie Kline, se sentó en la terminal y se conectó por medio de la línea telefónica con el programador del Instituto de Investigaciones de Stanford (SRI), Bill Duvall, mientras nos preparábamos para loguearnos, es decir iniciar para una sesión, sólo para estar seguros de que la red de paquetes estaba comportándose como debía. Es irónico que estuviéramos usando el teléfono para probar la nueva tecnología de conmutación de paquetes, que estaba a punto de producir cambios disruptivos y que pondría en entredicho a la misma red de telefonía. Fue así que con prácticamente nadie presente, nos preparamos para loguearnos desde una terminal en la UCLA con la computadora del SRI. Resulta que ese sistema usaba un lenguaje de comandos basado en caracteres que hacía eco de cada carácter tipeado por el operador, es decir que había que tipear uno a la vez. La SDS 940, una de las computadoras de gran tamaño más admiradas de la década de 1960, también ofrecía el autocompletado de comandos. O sea que una vez que tipeabas 'log', la 940 agregaría 'in' para completar el comando 'login'. La computadora, naturalmente, daba por sentado que todos los usuarios estaban ubicados localmente, y no a cientos de kilómetros de distancia, como lo estábamos nosotros. Así que Charlie Kline en la UCLA tipeó la 'l' (ele) y le preguntó a Bill Duvall en Stanford si había recibido la 'l'. Bill contestó 'Si, recibí la l', y entonces la 'l' se repitió en nuestra pantalla. Charlie tipeó la 'o' y volvió a preguntar si había llegado. Bill dijo 'Si, recibí la o', y la 'o' se repitió también en nuestra pantalla. Charlie tipeó la 'g' y le preguntó a Bill si había recibido la 'g', pero esta vez no hubo respuesta. ¡El sistema del SRI de Stanford se había colgado!
Así que el primer
mensaje de Arpanet fue, en realidad, 'lo'. Esto ocurrió pocas semanas después
que el hombre llegara a la Luna, a las 22.30 del 29 de octubre de 1969, y
Charlie Kline anotó esto en el cuaderno como la nota final del día: "Hablé
con el SRI de Stanford, computadora a computadora". Esa entrada en el cuaderno
es el único registro del primer mensaje. Con la aventajada mirada de hoy,
decimos que la interpretación de este maravilloso mensaje es ¡“Lo, ahí tienen!”.
¡No podríamos haber esperado un mensaje más sucinto, profético y poderoso!
Sin embargo, esa noche ninguno pensó mucho en
eso. Descubrimos rápidamente y resolvimos la causa que había hecho colgar al
sistema del SRI y más tarde completamos exitosamente el login. Nos fuimos a
casa con la gratificante sensación de haber cumplido con ese experimento
básico, pero ciertamente ninguno se sintió eufórico o reconoció el significado
histórico de lo que habíamos hecho aquella noche".
La gratitud
Y aquí nuestra gratitud a estos hombres y a
estos jóvenes por su persistencia en lograr lo imposible. Como dijo Steve Jobs
“Este es un homenaje a los locos, a las fichas redondas en los huecos
cuadrados, a los que ven las cosas de forma diferente”.
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